ORZA II, voz náutica mediterránea de origen incierto, quizá del verbo orzar ‘llegar la proa al viento’ y éste de un lat. vg. *ORTIARE ‘levantar’, derivado del lat. ORIRI íd.

1.ª doc.: 2.º cuarto del S. XV, Díaz de Gámez.

Se lee en la Crónica de D. Pedro Niño, de este autor: «La tormenta era cada vez más fuerte: los marineros alzaron un poco las velas, entraron las pujas, e fieron [¿fizieron?] braguerotes a la vela, e entraron la osta e la sosta, e pusieron dos ornes a las betas a ayudar, e ficieron cataldo para amaynar [l]a fuerza del viento... Así corrieron toda la noche las galeras a orza», es decir, de bolina, acercando lo más posible su proa a la dirección de donde venía el viento1. A orza y a la orza son en efecto locuciones de uso frecuente en el Siglo de Oro, de las cuales cita Terlingen (259-61) media docena de ejs. clásicos, a partir de C. de Castillejo, en la primera mitad del siglo, hasta Cervantes. Cej. V, § 136. De acuerdo con esta ac., el verbo orzar significa «llegar la proa al viento, quando se navega a la bolina; es lo mismo que ir de lado» (Aut., con cita del Vocab. marítimo de Sevilla de 1696). Por otra parte el sustantivo femenino orza designa ciertos cabos de cuerda, ya mencionados en el Guzmán de Alfarache: «quando íbamos a la vela tenía cuidado con la orza de avante y la orza de novela». La segunda de estas expresiones es de evidente origen italiano, de suerte que para la definición de ambas podemos recurrir al Diz. di Marina de la Acad. de Italia: «orza davanti o a prua: corda supplementare per condurre il carro [‘car’] a prua e consentiré all’orza primaria di portarlo dalla banda del vento»; en cuanto a orza novella sería un cabo de repuesto. Jal, 1104a, trae un grabado donde se ve que las orzas son dos cabos que sujetan la punta del car a ambos lados del navío. En la Marina catalana ya no se habla actualmente de orses como nombre de cuerdas, pero todavía se llama orsa-pop2 la que en italiano se dice orza a poppa y en provenzal orso-poupo: «cordage... qu’on hale sur l’arrière pour effacer l’antenne quand on va vent arrière au grand large... elle place l’antenne obliquement à la longueur du navire, ou dans un plan parallèle au maître ban»3; hay además los davants, que equivaldrán a la orza de avante del Alfarache, y que son dos cuerdas iguales una por cada lado. Comp. OSTA.

Si hemos de creer a Jal (s. v. orza) el antiguo significado era «cordage attaché au car de l’antenne, et fonctionnant au côté gauche; par extensión, le côté gauche (babord) du navire fut désigné par le mot orza, qui ensuite nomma spécialement le côté du vent, quel qu’il fût». Es decir, se oponía orza a puja (it. poggia), cuerda que hacía la misma función del lado derecho. Sin. embargo «au XVIIIe S. l’usage de nommer orza le côté du vent (le lof) ayant prévalu, la poggia ne disparut pas, mais elle perdit son nom et devint Vorza de droite; ainsi à l’extrémité inférieure de l’antenne, il y eut deux orses, l’une à gauche, l’autre à droite». Es lástima que Jal no dé aquí demostraciones documentales de su afirmación de que orza equivalía a babor o a una cuerda de babor, y que por lo tanto estaba precisamente a la izquierda, pues este punto es importantísimo para la etimología. En todo caso no podemos admitir que ir a la orza en el sentido de inclinar la proa a barlovento sea cosa del S. XVIII, pues no sólo lo hallamos en el S. XV castellano, sino que este valor tiene orzare desde sus primeros testimonios italianos (varios desde primeros del S. XVII), y ya Luca Pulci a med. S. XV emplea varias veces orza como nombre del cabo que sirve para ir contra el viento; en catalán se mencionan las orces varias veces, en el S. XIII, en la Crónica de Jaime I, como empleadas para navegar a través del viento4, y ya h. 1200 el catalán Ramón Vidal de Besalú emplea anar ad orsa en el sentido figurado de ‘ir mal, torcidamente’, locución que con sus variantes anar en orsa o a l’orsa, es frecuente con este sentido en textos occitanos del S. XIII y primeros del XIV (Levy, V, 528-9)5. Este sentido lo comprende sin dificultad cualquiera que haya navegado a la vela, sobre todo en una embarcación pequeña: al orzar ésta se inclina, bajo el empuje del viento, hasta casi tocar el agua con las velas: por esto se comprende que Raimon Feraut escribiera «s’una milla va drech, catorze vay a l’orza», donde nuestra locución se opone a drech ‘vertical’, y que Guilhem de l’Olivier se lamente de que «razós e sens van en orsa». Luego es indudable que, desde el principio de la tradición literaria romance, ir a la orza era ‘ir contra el viento’.

Por otra parte también es antigua la identificación con el lado de la izquierda, pues un comentarista de la Divina Comedia, Francesco da Buti, que escribía en Pisa en 1385, nos explica que «orza è una fune», por la cual Dante «intende lo lato sinistro della nave»; el poeta había escrito «ond’ei piegò come nave in fortuna, / vinta dall’onda, or da poggia, or da orza», y una expresión análoga se encuentra en Petrarca y en otros clásicos italianos. Ahora bien, en la maniobra de navegar de bolina no existe una relación necesaria con un lado determinado de la embarcación: en Sant Pol me confirman que tan frecuente es orzar teniendo el viento a babor como a estribor. ¿Deberemos, pues, tomar como originario el sentido de Buti., o el de Ramón Vidal, que escribía 180 años antes? Es difícil decidirse, y hará falta un estudio más profundo por parte de un buen conocedor de la historia de la navegación. A primera vista no se ve en qué forma se pasaría de la idea de ‘izquierda’ a la de ‘barlovento’ o ‘cuerda de barlovento’, y parece más fácil pasar de este último sentido al otro, bajo el supuesto de que, por cualquier razón, se diera otro nombre a las cuerdas de estribor, y orza quedara reservado en cierta época, y con carácter secundario, a las empleadas para orzar desde babor.

Que expresaba primitivamente la idea de inclinación de la nave, me parece indicarlo la frecuencia de la citada frase figurada catalano-occitana en los SS. XIII-XIV, y lo confirma la oposición entre orsa y puja, entre orsar y pujar. Efectivamente lo único que en forma indiscutible se deduce de los textos de Dante, Petrarca y muchos más6, es que orza es esencialmente lo contrario de poggia, pero las dos voces pueden significar ‘barlovento’ y ‘sotavento’, más que ‘babor’ y ‘estribor’ como quiere Buti. Ahora bien, si pujar es ‘subir’ en catalán-occitano, y por lo tanto ‘enderezar el buque’ (PODIARE), ¿no hemos de deducir que orsar había de ser propiamente lo mismo que ‘inclinarlo, acostarlo’?7. Esto podría dar la clave de una etimología8. Sin embargo, debo reconocer que con estas premisas semánticas no he encontrado nada que me satisfaga. Sólo se podría pensar que el ad orsa de Ramón Vidal viniera de a dorsa9 y éste de un lat. NAVIGARE AD D֊RSA, plural de DORSUM con el sentido ‘sobre la espalda’, ‘acostado’. Pero además de suscitar algún escrúpulo semántico, esta derivación sólo sería posible fonéticamente en lengua de Oc: habríamos de suponer que desde este idioma se propagaría el vocablo al catalán (donde se habría esperado *dossa) y a los demás romances, pues así la z italiana10 y castellana como la c ~ ch del francés antiguo parecen postular un étimo con T? o C?11.

Antes de examinar las varias etimologías propuestas será bueno que completemos la documentación. De orcia u orsia como nombre de una cuerda hay testimonios en bajo latín desde 1248 (Terlingen) y 1268 (Jal), el primero procedente de Genova; pero como anar ad orsa, que puede tener carácter postverbal, ya se encuentra h. 1200, esto no nos permite deducir si hemos de buscar el étimo en un sustantivo o en un verbo, en la esfera de lo concreto (‘cuerda’) o de lo abstracto (‘modo de navegar’). Desde el punto de vista geográfico, está claro que el vocablo es muy antiguo en Cataluña, Sur de Francia e Italia, y aparece casi coetáneamente en los tres países, un poco antes en el primero; el neogriego ƽρτζα, el turco orsa y el svcr. na ortsu son italianismos; un escoliasta del Ansarí (español del S. XIV que escribió en Oriente), seguramente no muy posterior al poeta, nos informa de que dírša (que deberá enmendarse en dúrša) se emplea en el Mediterráneo para la navegación de bolina, y hoy se oye órsa en el árabe de Marruecos y áursa o ursá en otros puntos de África (Simonet, s. v. órsa; Dozy, Suppl. I, 434a): como no hay una raíz d-r-š en árabe hemos de creer que es voz de origen romance. En castellano podemos suponer que era también préstamo, aunque antiguo, del catalán (no del italiano, según quiere Terlingen): de otro modo esperaríamos diptongo ue, pues el vocablo tiene o abierta en italiano, provenzal moderno y catalán, y esta cualidad de la vocal está documentada por varias rimas de orsa con forsa en los trovadores. Razones geográficas nos obligan entonces a admitir que es también extranjerismo el port. orça, ya documentado a princ. S. XVI12. En cuanto al fr. ant. orce (ource, orche), hoy salido del uso, no es bien claro su carácter autóctono o advenedizo; God. V, 615, no cita ejs. tan antiguos como en el Sur, aunque ya está en textos de la 1.ª mitad del S. XIV (Gestes des Chiprois, Renart, etc.), y el hecho mismo de su desaparición moderna revela escasa vitalidad: me inclino, pues, por la segunda alternativa, pero reconociendo que no es segura, dada la relativa abundancia de ejs. franceses, y la existencia de la correcta variante normando-picarda orche (faisant voile à horche vers nous aparece todavía en Rabelais IV, cap. 5, ed. Plattard, p. 42)13.

De cualquier manera, no cabe dudar de que nuestro vocablo se percibió siempre como voz única o predominantemente mediterránea: todavía en el siglo XVI nos advierte Conflans que en la costa provenzal se codean a veces los términos náuticos norteños con los mediterráneos, y como ejemplo cita, junto con hune y gabye, fallot y fanal, el caso del bort y l’orce (Vidos, Parole Marinaresche, página 171)14. En principio no podríamos oponernos a un origen septentrional, pues también bolina es de procedencia anglosajona, y ya era usual en Cataluña en el S. XIV. A pesar de todo, la escasez de representantes atlánticos y la suma abundancia de los mediterráneos, en nuestro caso, hace dudar fuertemente de la posibilidad de una etimología germánica. Pues ésta había de llegar necesariamente por el Atlántico y por conducto del francés15.

Esta razón geográfica y las semánticas indicadas arriba obligan a desechar del todo la etimología de Diez (Wörterbuch, 229), todavía aceptada con dudas por M-L. (REW 5178), según la cual se trataría del neerl. med. lurts ‘izquierdo’: por otra parte este vocablo, como observa Terlingen, tuvo existencia pasajera en este idioma, pues no aparece hasta 1500, y hoy está olvidado hace tiempo; el foco principal de la expresión está en la Alta Alemania, especialmente Baviera, donde lurz, lerz, lerk, aparecen ya en el período del alto-alemán medio; en vista del carácter mediterráneo de nuestro vocablo no creo tampoco necesario investigar la posibilidad de que venga de una posible forma bajo-alemana.

Baist (Romanische Forsch. I, 114) rechaza esta etimología por razones análogas, y llama la atención hacia la otra posibilidad considerada por Diez, de que orza venga del lat. ŬRCĔUS ‘jarro’ (V. ORZA I), suponiendo que se empleara un barril, a manera de contrapeso, para reforzar el equilibrio del buque que orza. Baist piensa más bien en la llamada orza de deriva, cat. orsa (oído en St. Pol y L’Escala), it. ala di deriva, fr. semelle, que Jal (1340b) describe mucho más claramente que las palabras de Labernia transcritas por Baist: se trata de una plancha de madera (hoy de metal en la costa catalana), de forma ovalada, aunque más ancha por abajo que por arriba, que gira sobre un perno o clavija del buque y al ponerla vertical se mete en el agua, lo cual se hace con la orza del lado de sotavento para que sirva de freno por aquel lado y así compense la deriva que imprime el viento a la embarcación al soplar desde aquel lado. No es imposible imaginar que este aparato se comparara con una tapa de barril, por razón de su forma, pero además de que faltaría explicar muchos detalles técnicos e históricos, basta observar, para ver lo dudoso de esta conjetura, que orza es jarro y no barril, y que la o abierta está en desacuerdo con la Ŭ de URCEUS16. Otras posibilidades etimológicas son todavía más vagas, cuando no imposibles17.

Lo único que me parece tener alguna probabilidad es un verbo *ORTIARE ‘levantar’, derivado de ORTUS, participio del latino ORIRI de igual significado, étimo que ya propuso C. Cipriani (V. nota arriba), pero sin darle aceptable justificación semántica. Ahora bien, alzar el timón ha significado en castellano orientar la barra del timón hacia la dirección del viento, o sea precisamente ‘orzar’ (testimonios de 1732 y 1831 en Jal, 111a). Como explica Jal, esta expresión «fut adoptée à l’époque où le gouvernail se manoeuvrant à l’aide d’une manuelle, cette verge, qui s’attachait à la barre du gouvernail, s’abaissait quand on devait pousser celle-ci contre le bord pour loffer ou arriver, et se levait quand on voulait redresser le gouvernail»; en la p. 831b cita un ej. de la locución fr. haut la barre! en el S. XVI, empleada como orden de orzar. Esto pudo llamarse *ORTIARE en las naves romanas18.

V. Pisani, Paideia VI, 105-6, recogiendo una idea del dicc. etimológico de Zambaldi, propone partir de un gr. ƺρȎίας ‘el mástil de la nave’, sólo recogido por Hesiquio, y que quizá no sea (por lo menos en cuanto al sentido) más que una reproducción imperfecta de otra palabra rara, ƺρȎίαξ, -ŗκóς, ‘la parte inferior del mástil’, sólo conocida por Pólux, que la cita de Epicarmo (S. V a. C.) (ni Liddell ni Demetrakos conocen otros datos, antiguos ni modernos). Pisani imagina que desde el mástil pasó a designar la vela, pero con esto no vamos lejos, pues orza no ha sido nunca el nombre de una vela, sino de un cabo de cuerda, que no sirve para izar ninguna vela, sino para tirar de la entena. Luego es muy improbable que haya relación con esta palabra griega.

DERIV.

Orzar [1696, vid. arriba]. 1

1 La maniobra descrita, según explica Jal, 1236a-b, se reduce a correr la tormenta con el menor trapo posible, con dos marineros a punto de sacarlo del todo si el vendaval se agrava.―

2 Orçapop y orça d’avant están ya en doc. catalán de 1354 (Jal, 1093a). Orsapop es forma arcaica cuya terminación sólo puede explicarse por la del latín clásico AD PUPPEM. Igualmente en Agde: òrsopup m. «cavo che tiene ferma la vela verso poppa» (Deanovi?, ARom. XXI, 274). Orchespoupes en el doc. de 1382 que citaré luego. En la provincia de Castellón dicen sopop, en la de Valencia simplemente orsa, como equivalente del orsapop del Principado: Misc. Fabra, 319.―

3 Sin embargo, en Sant Pol de Mar me dijeron que el orsapop va al lado de proa, y con esto coincide otra definición que tengo de L’Escala, y la de Blanes según Amades-Roig (BDC XII, 52), que afirman que se ata al car y no a la pena. Quizá sea esto evolución secundaria.―

4 Emprendida la navegación hacia Mallorca, en dirección SE., el viento pasa al lebeche (SO.) y los pilotos aconsejan al Rey que abandone la expedición; D. Jaime impone su voluntad de seguir adelante, y desde allí, «anam ab les orçes aytant com anar poguem» (cap. 56). Aytant com no es temporal, pues la navegación no se interrumpe, así que anar ab les orçes equivale ya a ir a orza, o sea contra el viento, proa al Sur (no se olvide que el viento SO. había de hacerles derivar poco o mucho al Este). Más tarde el viento cambia en dirección opuesta, y viene de Provenza, o sea del NE., que también era a través del rumbo, y esta vez entra con fuerza huracanada. Al empezar, manda el piloto «que estiguessen los mariners apparaylats los uns a la puja, los altres a la orça de popa, e·ls altres a la orça de proa», con el objeto de que calaran rápidamente las velas en caso de peligro (cap. 57). Como ya se encuentra la armada frente al extremo NO. de la isla, para tomar tierra en la punta NE., según lo convenido, tenían que navegar casi directamente contra el viento, y decide el Rey tomar tierra en la punta NO. para que las naves que eran «àvols [‘débiles, malas’] d’orçes» no tengan dificultades (cap. 58). En conclusión se trata siempre de la navegación a pesar del viento. Jal (1093) cita el primer pasaje en la forma «anam en l’orça aytant com anar podíem», y agrega otro, que no encuentro en el texto de Ag., «ells havien lo vent de lebeig tant complit, que·s podien a [?] orçar per lur viatge affer». Ahí ya tendríamos el verbo orçar ‘navegar de bolina’; quizá se trate de la versión de Marsili, del S. XIV, que no tengo a mano.―

5 La misma locución es frecuente en francés antiguo e italiano (Tommaseo), y también Aut. dice que a orza «por semejanza se dice de las cosas que están torcidas o ladeadas». Mateo Alemán dice puesto a orza por ‘borracho’ y Vélez de Guevara tener a orza la testa por tenerla inclinada (Fcha.).―

6 Igual oposición en dos poetas catalanes del S. XV: Misc. Fabra, p. 166.―

7 En favor de la idea de que orza sea postverbal se podría invocar el hecho de que en catalán moderno se emplea más bien un masculino: anar o navegar a l’ors (St. Pol, L’Escala). Por otra parte no tengo testimonios italianos de orzare hasta 1600, y el del cat. orsar que he mencionado puede ser del XIII o el XIV, pero no está bien asegurado; el it. orzeggiare, cat. orsejar (aunque menos frecuentes que orzare, etc.) pueden indicar origen denominal.―

8 Escrito este artículo veo que ya C. Cipriani (Rom. XXXI, 135) tuvo la idea de partir de la oposición entre orzare y poggiare para la etimología de aquél, conjeturando que el uno significara ‘subir’ y el otro ‘bajar’. Pero este razonamiento conduce inesperadamente a Cipriani a elegir para orzare una base *ORTIARE (de ORIRI) ‘levantarse’, cuando el sentido del opuesto poggiare sugiere precisamente lo contrario. No veo posibilidad semántica de explicar este *ORTIARE como étimo de nuestro vocablo.―

9 Comp. la forma dúrša del Ansarí, que cito abajo.―

10 En esta lengua la z es sonora, pero según reconoce el Diz. di Marina esto se deberá a un influjo secundario, seguramente el de orzo ‘cebada’ HORDEUM; pues las. formas occitana, francesa y catalana indican claramente una sorda originaria.―

11 De ser occitanismo se comprendería la adaptación según el modelo de forsa = it. forza, cast. fuerza, cat. força, fr. force, norm. forche.―

12 Según Nascentes derivaría de nuestro orçar el verbo port. orçar ‘estimar, evaluar’. No explica cómo; ¿quizá a base de la idea de ‘aproximarse (al número)’ como el que orza se acerca al viento? Pero no se ve claro.―

13 Claro que éste puede explicarse como adaptación del occitano, a base del modelo forsa ~ forche, que se ofrecía muy naturalmente. Además de los ejs. de God. esta forma sale en un texto de Ruán de 1382 (Rom. XXXIII, 584).―

14 Piensa, pues, en el sentido de ‘borda’ o ‘costado’ del navío. En la ac. ‘contra viento’ el término atlántico es lof, cast. abarloar (V. BARLOVENTO).―

15 No se conoce ningún término náutico italiano de procedencia longobarda, lo cual descarta toda búsqueda por el lado del alto-alemán, según es natural tratándose de un idioma interior.―

16 En rigor se podría postular un *֊RCĔA, compromiso entre los dos sinónimos URCEUS y ORCA, pero no consta en parte alguna la existencia de tal forma.―

17 Nótese el prov. mod. orso ‘rabadilla’ (no en la Edad Media), palabra cuyo origen ignoro. Imposible fonéticamente partir del lat. LAEVORSUM ‘hacia la izquierda’, como quiere Simonet. Las otras etimologías de orza mencionadas por Volpati, ZRPh. LIII, 453n.4, son de una imposibilidad evidente. No está a mi alcance G. de Gregorio, Studi Glott. It. VIII, 311-3.―

18 Hay otra posibilidad semántica más complicada que será bueno tener presente mientras no se pruebe documentalmente que las naves romanas tenían esta disposición de timón. En las costas del Mediterráneo, sobre todo en las montañosas, que son la mayor parte, es mucho más frecuente que los vientos vengan de mar adentro que de la parte de tierra; el viento «terral» no suele aparecer hasta que la embarcación ya se ha engolfado algo. De aquí que para alejarse de la playa es preciso las más veces orzar poco o mucho, y viceversa, de vuelta a la costa, se suele tener viento favorable y muchas veces viento en popa; he aquí por qué la acción contraria de orzar se llama en castellano arribar y en francés arriver o laisser arriver (expresiones que Jal no logra explicar convincentemente). Ahora bien, meterse mar adentro se decía in altum invehi o provehi o ire; análogamente se pudo decir ‘levantarse’, oriri, o su derivado *ORTIARE ‘engolfarse’, y luego, con el mismo cambio de sentido que arribar ‘sotaventearse’, *ORTIARE pasaría a ‘orzar’.